¿Qué pasaría si en lugar de seguir la CORRIENTE HUMANA construyéramos estilos de vida completamente distintos a los actuales?
¿Estaría mal que cada persona diseñe su vida, a pesar de la crítica dura de otros que buscan la aceptación social solamente para 'sentirse identificados'?
Ayer en la televisión se exhibió Matilda, título del libro de Roald Dahl que en 1996 llegó al cine y que en el 2010 fue una obra de teatro musical.
¿La recuerdan?
Trata de una niña quien, desde su nacimiento, tiene que ser autosuficiente ante la despreocupación de sus padres, quienes la obligan a seguir un estilo de vida consumista y chatarra, cuando ella lo que desea es leer, conocer, aprender, al grado de que desarrolla talentos kinestésicos que usa para hacer el bien.
Durante mi infancia Matilda se convirtió en una de mis películas favoritas... y lo sigue siendo, tanto que cuando tengo la oportunidad de verla lo hago.
Cada vez que la repito me deja una moraleja nueva, una enseñanza que refuerza mis ganas de seguir haciendo las cosas a mí manera, sin preocuparme si sigo o no los estereotipos sociales que una persona de mi edad ya debió haber cumplido: como formar una familia, tener una vida sedentaria y no buscar riesgos.
¡Qué padre que películas como ésta nos motiven a ser mejores!
¿No creen?
Ojalá sigan llegando al cine y a nuestros sentidos historias que nos permitan crecer a nuestra manera, como alguien me dijo una vez: dejar que nuestras raíces se expandan hacia donde quieran, sin temor a cortarlas.
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