Este fin de semana llegué con buenas expectativas al cine para ver Jobs, El Hombre Que Revolucionó Al Mundo, y salí decepcionado.
La película, protagonizada por Ashton Kutcher y dirigida por Joshua Michael Stern, retrata la vida del genio de la comunicación, pero a medias.
Sí, a medias.
Jobs, que fue estrenada en México después de semanas de haberlo hecho en Estados Unidos (en donde por cierto fracasó) relata, en parte, la vida del fallecido visionario y famoso creador de productos de la empresa Apple.
La película, que este viernes llegó a las salas mexicanas en medio de una opaca publicidad, exhibe los momentos en los que Steve Jobs, desde 1971 hasta el 2000, revolucionó al mundo con sus creaciones, las cuales nos han facilitado a muchos hoy en día la manera en la que accedemos a las redes sociales.
Sin embargo, no se centra en lo que pasó antes del '71 ni lo que pasó después, en el Siglo XXI, debido a que Jobs procede de una producción independiente y que, de acuerdo con los críticos norteamericanos, no está apegada en hechos reales.
Se le criticó la manera en la que introdujo a Steve durante una etapa en la que fundó Apple y se le veía drogándose para inspirarse, pero eso no está constatado.
Los especialistas en el cine aseguran que hasta la biografía de Steve en Wikipedia está más apegada a la realidad que la película.
No obstante aplauden la actuación de Kutcher, quien logró personificar perfectamente al recordado Steve, al lograr sus gestos y su forma de caminar.
Además, el soundtrack de la historia es muy bueno, tanto que te envuelve y te hace sentir a gusto, pero en general la película es como una fábula sin moraleja y así me sentí yo después de verla, decepcionado, sin entusiasmo por haber visto la historia de un hombre que sigue en la mente colectiva por su gran trabajo.
Esperemos que la segunda película que se hace de él (producida por Sony Pictures) si reditúe su memoria.
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