Maskota aprendió de la peor forma: Lo que pasa en la videa real trasciende a las redes sociales.
La marca, especializada en la venta de mascotas y accesorios, enfrenta una de las crisis de Social Media más importante hasta el momento, luego de que dos de sus empleados (de una de sus sucursales en Pachuca, Hidalgo) fueron exhibidos maltratando a mascotas y dejando evidencia en videos que fueron publicados en Facebook.
El caso provocó indignación y furia en miles de activistas / no activistas / y amantes de los animales, quienes la tarde del martes (cuando se ventiló la noticia) hasta la madrugada del miércoles, impulsaron con comentarios condenatorios el HT #MaskotaMaltrataAnimales.
La marca, al verse envuelta en miles de menciones negativas, publicó cerca de las 00:00 horas del miércoles su postura: Repudiamos el maltrato animal.
¿Lo hizo bien? Sí. ¿Fue suficiente? No.
La postura oficial fue una obligación de Maskota para salir del silencio y afrontar lo que muchos consideran es un patrón en la empresa: Los animales son víctimas constantemente de maltrato por parte de los empleados.
Durante el transcurso del miércoles, la marca siguió actualizando su reacción sobre el caso en sus redes sociales: Dio a conocer la averiguación previa iniciad en contra de los presuntos responsables, además de que reforzó su filosofía de no maltrato animal.
Sin embargo, los comentarios negativos siguieron, siguen y seguirán con tanta fuerza como la necesitada para movilizar a las autoridades judiciales a investigar, y a las municipales a clausurar el establecimiento por violar los artículos de protección a las especies.
Maskota tiene una oportunidad en esta crisis de Social Media: Necesita no solo centrar sus esfuerzos en atender las quejas digitales, sino que debe de activar su plan de Relaciones Públicas para limpiar su reputación y garantizar un trato digno a los animales que exhibe.
¿Lo logrará?
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