Recién vi El Crímen del Cácaro Gumaro y no dejó en mí esperanzas de recomendarla o de repetirla.
La película, que reúne a grandes de la comedia y de la memoria colectiva mexicana no rebasa, desde mi punto de vista, los estándares cinematográficos para considerarla una joya de lo contemporáneo: no tiene un buen guión ni buenas actuaciones (con sus excepciones), aunque se le reconocen los efectos especiales y las bromas que en cierto punto la convierten en boba.
El Crímen del Cácaro Gumaro retrata la pelea de dos hermanos por destruir un cine, heredado por el moribundo de sus padres, o destruirlo, en su caso.
La entrega cinematográfica seguramente debutará como la más taquillera del fin de semana, en gran parte por toda la publicidad que se le dio, al ser vendida como una historia crítica y personal de los mexicanos.
Sin duda tiene puntos a su favor para hacerla una buena película, pero no para recomendarla o coleccionarla.
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